martes, 5 de mayo de 2009

Día de la Memoria

El 24 de marzo, la Agrupación Mabel Fontana, estuvo en la Plaza de Mayo por la Memoria, la Verdad y la Justicia bajo la consigna que la única lucha que se pierde es la que se abandona.
Fuerza compañeros!


domingo, 3 de mayo de 2009

Alfonsin, Democracia, Proyecto Nacional

ALFONSIN, DEMOCRACIA, PROYECTO NACIONAL
Gabriel Lerner

En octubre de 1983 yo militaba en el partido de Oscar Alende y no voté a Raúl Alfonsín. Sin embargo, el discurso y las acciones presidenciales generaban en nosotros, militantes de la Juventud Intransigente, acaloradas discusiones.

Alfonsín tenía un “programa” (disculpen los más jóvenes que use una palabra tan en desuso) diferente del nuestro, más moderado, menos confrontativo, pero no podíamos dejar de reconocer –hablo del 83, 84, 85- que tomaba clara distancia de las corporaciones (fuerzas armadas, cúpula eclesiástica, FMI) que habían caracterizado el negro período culminado el 10 de diciembre de 1983.

El gobierno alfonsinista –con el ministro Grinspun a la cabeza- denunció en los foros internacionales que buena parte de la deuda externa que se nos atribuía era “ilegítima”, que era un problema “político” y que la Nación no debía pagar el monto que se había contraído ilegalmente. Miles y miles de jóvenes –oficialistas y opositores- ganamos las calles detrás de las “juventudes políticas” (otra vez: disculpen los de menos de 35) en lucha contra el FMI y la deuda ilegal, poniendo la “unidad nacional” (pido perdón por última vez) por delante de las diferencias entre gobierno y oposición.

Alfonsín nos convocó, también, a dejar atrás la impunidad de los genocidas. Exigíamos Comisión Bicameral y Juicios Comunes. El presidente creo la CONADEP y decidió que primero debía darse la oportunidad a los militares de autojuzgarse. No estuvimos de acuerdo pero igual buscamos amplias fórmulas de acuerdo para continuar marchando hacia la Verdad y la Justicia, que dieron su primer fruto en el Juicio a las Juntas. De cara a la magnitud del genocidio al que se le quitaba el velo frente a la vista de millones, ¿era posible no participar, movilizarse, unir todo lo que fuera posible unir para que Videla, Massera y compañía fueran de una vez por todas a la cárcel?

No fueron los únicos llamados. Habíamos heredado de la dictadura un sistema educativo depreciado y reaccionario. Alfonsín convocó a un gran debate nacional y participativo bajo el nombre de Congreso Pedagógico Nacional. Una vez más discutimos acaloradamente y llegamos a la misma conclusión: ¿cómo no ser parte del proceso del Congreso si nos empujaba una enorme sed de libertad, de justicia y si aspirábamos comprometidamente a que esos aires entraran a las aulas de escuelas, colegios, universidades?.

El desemboque final de esos procesos de organización y protagonismo popular es ampliamente conocido. En la tensión entre los intereses y sentimientos de las mayorías nacionales y la defensa de los privilegios y la desigualdad que ejercieron las minorías más poderosas, Alfonsín terminó claudicando de cara a los poderes fácticos. La cúpula eclesiástica pudo más que miles y miles de docentes y estudiantes; la impunidad de la obediencia debida y el punto final doblegaron transitoriamente al reclamo de justicia; el FMI y la patria financiera consiguieron más que el movimiento obrero, los centros estudiantiles, las juventudes políticas.

Son sólo ejemplos de algunas batallas. Pero ejemplos, en mi modesto entender, más que ilustrativos.

Acaba de fallecer Alfonsín y, con algunas honrosas excepciones, se ha impuesto un relato político-mediático sobre su trayectoria, sus ideas y su gobierno plagado de falsedades. En general no se pudieron eludir o negar hechos ampliamente conocidos (como cuando nos mandó de nuevo a nuestros hogares pues la casa estaba “en orden”), pero se interpretaron los mismos de manera arbitraria y recurriendo a una interesada manipulación de conceptos y categorías jurídicas y políticas.

No es que al Grupo Clarín o la Sociedad Rural de Biolcatti o al PRO macrista les preocupen demasiado la imagen de Alfonsín de cara a la futura enseñanza de la historia argentina en las aulas. Lo que sí les interesa -en la muy concreta y actual batalla económica, política e ideológico-cultural que se está librando intensamente- es imponer sus ideas sobre las condiciones que debe tener un “demócrata”, el valor y la función de las “instituciones”, las bondades de determinadas formas de “diálogo” o la necesidad de ciertos “consensos”.

Por cuestiones generacionales y de militancia fui testigo de cómo miles y miles de compatriotas, en su inmensa mayoría jóvenes, perdieron allá por el 87 o el 88 sus esperanzas y expectativas en la potencialidad transformadora del régimen constitucional. Fue por errores, vacilaciones o traiciones –que el lector elija el combo que mas le guste- del gobierno liderado por Raúl Alfonsín. Ello no me impide reconocer en el ex presidente fallecido a un hombre respetuoso de la Constitución Nacional –división de poderes, elección popular de las autoridades, federalismo, etc.

Tampoco puedo ocultar que -enfrentados a una cultura política actual en la que abundan los “dirigentes” incubados en estudios de TV, los desleales campeones en transformismo o los brokers devenidos en hombres de estado- la condición de militante político de Alfonsín adquiere mayor realce que la que yo le hubiese reconocido algunas décadas atrás. Aunque con menos énfasis, puedo admitir algo de lo del “hombre de convicciones”: Alfonsín se movió siempre dentro de cierto andarivel político-ideológico y contrastado con algunos otros que llegaron a su dimensión sale bastante bien parado.

Ahora bien, ¿esas condiciones son las que hacen de un hombre que presidió al país, como tanto se ha dicho, un gran demócrata? ¿Es que la democracia y su ejercicio tienen como valor supremo y excluyente no violentar la Constitución Nacional? Un gobierno democrático debe abstenerse de hacer fraude, de censurar y de reprimir, es cierto. Pero no alcanza: además debe ser expresión de los intereses de las mayorías nacionales. Hemos aprendido a no desmerecer las “formas” democráticas, pero creo que debemos estar más que advertidos porque pretenden que olvidemos que con ello no es suficiente. Un gran demócrata no puede desentenderse del empleo, del salario, de la salud, de los viejos y de los pibes, de la educación o del PAMI simplemente porque no sabe, no quiere o no puede enfrentar a los poderes fácticos. Si un puñado de miembros de la Sociedad Rural o de yuppies de la City o de tecnócratas del FMI pueden más que millones de docentes, desocupados, jubilados o pequeños comerciantes, vale cuanto menos preguntarse sobre la solvencia de las cualidades democráticas del líder de ese gobierno.

Con la vocación dialoguista o de búsqueda de consensos del presidente (Alfonsín o cualquier otro) se impone hacerse preguntas similares. La Constitución Nacional no exige diálogo ni concertación. Lo que demanda dialogar, impulsar la participación, el intercambio de ideas y la búsqueda de acuerdos es generar mejores condiciones para la convivencia democrática y el buen destino de un gobierno, entendidos –repito- como el reconocimiento en hechos concretos de los derechos e intereses de las mayorías nacionales. Exaltar en esta coyuntura la “voluntad dialoguista” de Alfonsín con los “carapintadas” de Campo de Mayo –que devino en las leyes de impunidad- o con los organismos financieros internacionales –que culminamos padeciendo en los Planes Austral y Primavera- constituye un verdadero fraude de etiquetas.

La exaltación de ese modo de “consensuar” es una fuerte convocatoria –prácticamente una extorsión, desde algunos actores- para que nuestro gobierno, el de Cristina Fernandez de Kirchner, claudique frente a las demandas de las corporaciones que ganan fortunas con la soja. O para que no reincidamos en “inconsultas” decisiones como la de estatizar el sistema jubilatorio o terminar con los dictados del FMI.

En otros términos, se ha recurrido a discurso de despedida de Alfonsín para convocarnos no a dialogar sino claudicar, no a ser verdaderos demócratas sino a concebir la institucionalidad –la República, insisten los más grandilocuentes- como una estructura jurídico-política inmutable en la protección de los intereses de las minorías privilegiadas, de los grandes grupos económicos, del imperio.

El debate en el Congreso en torno al proyecto de adelantamiento de las elecciones remite al mismo concepto y al mismo fraude: se nos convocó desde la defensa de una supuesta institucionalidad a no cambiar “las reglas de juego”, acusándonos de hacerlo reiteradamente.

¿Cuáles son las “reglas de juego” que habrían violentado Nestor primero y Cristina después, agraviando a la “institucionalidad” y eludiendo los “necesarios consensos”? No hay que ser demasiado agudo para advertir lo que se critica en torno a lo realizado y lo que se pretende condicionar a futuro. Respetando las reglas que cierto republicanismo reputa inmodificables no hubiese habido reapertura de las causas a los genocidas ni Corte Suprema autónoma, seguiríamos arrodillados frente al FMI y viendo como Cargill o Monsanto se apropian excluyentemente de la renta agraria; manteniendo intactas esas normas no escritas Evo, Lula y Chávez no serían nuestros amigos, las AFJP estarían fugando los ahorros de millones de argentinos y nunca hubiesen aumentado salarios, jubilaciones o empleo formalizado.

Democracia, consenso, diálogo, defensa de la institucionalidad o concertación no pueden estar reñidos con intereses de las mayorías, autonomía nacional o justicia social. Si esos términos aparecen enfrentados, como ha sucedido estos días, se impone develar el fraude aunque las condiciones del debate no sean las mejores.

Logros del Gobierno Nacional

Logros y medidas de gobierno
2003-2008


Economía
* Más de 5 años de crecimiento sostenido a un promedio superior al 8,5% anual; el período más largo de crecimiento de los últimos 100 años.
* Equilibrio macroeconómico en el área fiscal y externa: Superávit gemelos inéditos: superávit primario de 3% del PIB en promedio y un saldo positivo en la cuenta corriente de la balanza de pagos, que promedió un 4,8% del producto.
* El superavit fiscal se mantuvo a lo largo de 5 años en torno al 3,2% del PBI. En octubre de 2008 creció 20% respecto a igual mes del año anterior
* Tipo de cambio real competitivo y estable que favoreció la producción y el empleo.
* Reservas internacionales: Nivel récord. Pasaron de U$S 14.000 millones en el 2003 a U$S más de U$S 50.000 millones en el 2008 y se mantienen por encima de los U$S 46.000 millones
* Se duplicaron las exportaciones y se diversificó su composición. En el 2007 superaron los U$S 55.000 millones y de enero a octubre de 2008 alcanzaron u$s 61.169 millones, un 37% más que en igual período de 2007. La balanza comercial fue superavitaria en u$s11.362 millones.
* La recaudación alcanzó máximos históricos.
* Más inversión. En el 2007 superó el 23% del PBI. La inversión pública creció a tasas anuales superiores al 50% y el 2008 fue record en materia de porcentaje de PBI en inversión pública. En el 2008 se incrementó
* Desendeudamiento. La Argentina salió del default reestructurando su deuda por más de U$S 67.000 millones y canceló la deuda con el FMI. La deuda externa que en el 2003 representaba el 130% del PBI hoy es inferior al 50% del PBI.
* Se presentó un plan para cancelar la deuda con el club de París y con los hold outs.

Producción
* La industria fue el motor de la recuperación. Creció por 5 años ininterrumpidos. En el 2008 siguió creciendo: en los primeros diez meses registró un crecimiento acumulado del 5,9% en comparación con el año anterior.
* La construcción ha sido el sector más dinámico de la economía en los últimos años.
* La producción de automóviles pasó de 160.000 unidades en el 2003 a 540.000 en el 2007.
* Recuperación de las economías regionales.
* Se lanzaron planes para fomentar la producción local de motocicletas y motopartes.
* Creación del Ministerio de la Producción

Frente a la crisis internacional:
* Plan de Obras Públicas: 110 mil millones de pesos que provocará un aumento de trabajadores ocupados, que irá de los 400 mil actuales a 780 mil.
* Moratoria impositiva y previsional y repatriación de capitales
* $13.200 millones para un plan de incentivo a la producción, la inversión, el trabajo, el empleo y el consumo
* $3.100 millones para impulsar el sector automotriz y la compra de autos.
* Creación del Ministerio de la Producción.
* Sector agropecuario: reducción en la alícuota de retenciones del trigo y el maíz en cinco puntos porcentuales y $1700 millones para refinanciación de exportaciones y capital de trabajo.
* Plan de créditos para turismo; planes de crédito para el consumo y acuerdos de precios para productos navideños con supermercados.
* Plan de Renovación del Parque Automotor de Taxis
* Eliminación de la “tablita de Machinea”

Empleo
* Reducción de la desocupación a menos de un dígito por primera vez después de más de 13 años, pasando del 20,4% en el 2003 al 7,8% en el 2008. Hace 8 trimestres que está por debajo del 10%
* Creación de empleo de mayor calidad y lucha contra el trabajo no registrado

Política de Ingresos
* El salario mínimo que era en 2003 de $360 se elevó a $1.240 en el 2008.
* Asignaciones Familiares: Desde el 2003 aumentaron más del 100 por ciento. En el 2008 se aumentó el 50% de las asignaciones por matrimonio, nacimiento y adopción y 35% en el valor de las Prestaciones y cambio en los valores de la escala de hijo, prenatal, hijo discapacitado y cónyuge.


Pobreza e Indigencia
* La pobreza se redujo de casi el 55% en el 2003 al 17,8% en el primer semestre de 2008.
* La indigencia que alcanzaba al 27,7% de las personas es hoy del 5,1%.

Jubilaciones y sistema previsional
* 12 aumentos de jubilaciones: un 360% pasando de $200 a más de $690 que llega a $700 con el subsidio de PAMI.
* A fin de este año los jubilados y pensionados recibirán una suma fija excepcional y por única vez por 200 pesos.
* Se estableció la Movilidad jubilatoria para calcular los futuros aumentos.
* Se eliminó el sistema de capitalización y se creó el SISTEMA INTEGRADO PREVISIONAL ARGENTINO.

INTERVENCION DEL PAMI
* Mejoras en las prestaciones y aumento de la cobertura, importante ahorro y recuperación de recursos.
* Subsidio para los afiliados con jubilación o pensión de un monto inferior a los $600 pesos
* Entrega gratuita de medicamentos para afiliados

Educación:
* Ley de Financiamiento Educativo: se estableció un aumento progresivo de la inversión en educación hasta alcanzar el 6% del PBI. Ya llegamos al 5,2% del PBI en el 2007.
* El presupuesto universitario se duplicó.
* El salario de maestro de grado se triplicó
* Se construyeron mas de 400 escuelas.
* Restitución del régimen jubilatorio para científicos y docentes.
* Ley de Educación Técnica

Ciencia y Tecnología
* Jerarquización de la actividad científico tecnológica: aumento del presupuesto recursos y de los salarios de investigadores
* La Secretaría se convierte en Ministerio.
* Plan para repatriar científicos.


Justicia y Calidad Institucional
* Renovación e independencia de la Corte Suprema. Nuevo sistema para selección de los jueces, reducción de la cantidad de sus miembros
* Modificación del Consejo de la Magistratura para incrementar su transparencia eficiencia y agilidad.
* Reglamentación, luego de trece años de sancionada la reforma de 1994, los decretos de necesidad y urgencia, decretos delegados y veto parcial.

Reestatizaciones
* Aysa. Ante incumplimientos reiterados, se rescindió el contrato de Aguas Argentinas y se creó la empresa nacional AYSA.
* Correo Argentino.
* Thales Spectrum: El Estado recuperó el control del espacio radioeléctrico.
* Aerolíneas Argentinas
* Tandanor.
* Ex area Material Córdoba.
* Creación de ENARSA.
* Yacimientos Carboníferos Río Turbio.
* Recuperación del 30% de Aeropuertos Argentina 2000.
* Rescisión contratos de concesión de algunos ferrocarriles por incumplimientos. (Metropolitano S.A. en el ramal del ferrocarril San Martín y la ex Línea Roca y Belgrano Sur)
* AFJP
* Incremento capital argentino en Repsol-YPF

Recuperación de la Industria Naval
* Por la dinamización de la industria naval desde el año 2003 la actividad del sector se incrementó del 30% al 75% y fueron construidos y reconstruidos en astilleros nacionales, 51 unidades que se incorporaron a la Matrícula Nacional.
* Se reabrió el Astillero Río Santiago.
* Se recuperó Tandanor.


Derechos Humanos
* Comenzaron los juicios por violaciones de los derechos humanos y se produjeron las primeras condenas.
* La Argentina adhirió a la convención sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.
* Se estableció el 24 de marzo como el Día Nacional de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
* Se creó el MUSEO DE LA MEMORIA – ESMA y el ARCHIVO NACIONAL DE LA MEMORIA así como la unidad especial de investigación de la desaparición de niños.
* Se les asignó reparación a hijos de desaparecidos, de las victimas del 19 y 20 de diciembre del 2001 y de las que fallecieron entre el 9 y el 12 de junio de 1956.
* Participación en el rescate humanitario de los rehenes de las FARC.

Obra pública
* La inversión en obras públicas representa diez veces más de lo que fue ejecutado en el 2002.
* El nivel de actividad en el sector vial alcanzó el máximo histórico producto de las inversiones públicas y privadas.
* Construcción de autopistas: 2.400 nuevos km de importancia estratégica para la integración territorial.
* Construcción de escuelas

Energía
* Plan Energético Nacional 2004 - 2008, con una inversión prevista de más de $27.400 millones.
* Elevación cota de Yacyretá a 78 metros sobre el nivel del mar, adicionando 350 megavatios de generación
* Creación de ENARSA
* Plan de Reactivación Nuclear
* Plan Petróleo Plus y Gas Plus para incentivar la producción
* Río Turbio: Reinició sus actividades el Yacimiento Carbonífero Río Turbio
* Acuerdos con Petrobras para exploración offshore


Política Exterior
* Integración latinoamericana. Participación activa en foros regionales (Grupo de Río).
* Participación en el rescate humanitario de los rehenes de las FARC y en misiones humanitarias en la región.
* Reafirmación del multilateralismo en defensa de los intereses nacionales. Participación en el G20 y en la ronda de Doha.
* Fortalecimiento del MERCOSUR. Nuevos miembros
* Creación UNASUR
* Creación Banco del Sur
* Fortalecimiento relación con Brasil: eliminación del dólar en el comercio bilateral.
* Intensificación relaciones comerciales con países del Hemisferio Sur

Defensa
* Luego de dieciocho años de demora, se reglamentó la Ley de Defensa Nacional
* Se incorporó la problemática de los derechos humanos en la formación de las Fuerzas Armadas.
* Se adecuaron las condiciones de ingreso y permanencia a las Fuerzas eliminando requisitos discriminatorios.
* Se derogó el Código de Justicia Militar.

Democracia Argentina del siglo XXI

Democracia Argentina del siglo XXI
Andrés La blunda Secretario Ejecutivo Consejo Federal de Juventud

Pensar la democracia del siglo XXI, es primero pensar la democracia del siglo XX, al menos reparar en su ultimo cuarto de siglo; con memoria y verdad debemos aprender de nuestro reciente pasado democrático, repensarlo, criticarlo y porque no revisarlo, como han hecho nuestros grandes pensadores nacionales.

Hace 25 años amanecía una Argentina democrática, después de una de las noches más trágicas que tenga memoria nuestro pueblo, de una larga noche de persecuciones, detenciones, secuestros, torturas y desapariciones, de robo de niños, de cambio y sustitución de identidades, de exilios internos y externos, de una guerra trágica, del terrorismo de Estado, de un genocidio.

Una democracia que comenzó con sed de justicia y verdad, promoviendo y desarrollando el juicio a las juntas militares, pero que al poco tiempo, fue amordazada y jaqueada por la corporación militar, la cual considerándose impune, arranco a esa democracia naciente, las leyes de Obediencia debida y Punto final, las leyes de la vergüenza. Se construye y constituye de esa forma el tristemente conocido “Muro de la Impunidad”, que tenia al Estado de Derecho, como cómplice y participe, ya que desde uno de sus poderes, el legislativo, se sanciono, promulgo y legalizo la impunidad en la Argentina, posteriormente ratificada por el Poder Ejecutivo, durante los años 90, a través de los indultos. Los argentinos éramos retrotraídos, por ese gravísimo hecho institucional, a un estado de sociedad “predemocrático”.

La democracia sufria así, durante los últimos 25 años, permanentes golpes y ataques que hicieron socavar su integridad y posibilidad de consolidación. En un primer momento era jaqueada por el poder militar (como la fue históricamente si partimos desde 1930), y luego seria el poder económico concentrado, sin intermediarios esta vez, a través de los golpes de mercado “hiperinflacionarios”, los que desestabilizarían la gobernabilidad, las instituciones y al propio sistema democrático.

El proyecto Neoliberal modelaba de esta forma una democracia a su medida, a fin de legalizarse en los discursos y las prácticas políticas. Una democracia solo de forma y endeble, con un componente de ilegitimidad proveniente desde la misma esencia del neoliberalismo, su carácter antidemocrático.

La experiencia Argentina lo demuestra. Nace sobre la sangre de nuestros 30.000 compañeros, desarticula las representatividades políticas, destruye nuestro tejido social y sus practicas participativas y organizativas, mercantiliza la política y desvirtúa su rol transformador, desmantela todo nuestro aparato productivo generando los niveles de desocupación laboral mas altos de nuestra historia, prioriza la especulación financiera, se concentran las riquezas e ingresos en un sector minoritario de la población, endeuda exponencialmente nuestro país, establece relaciones carnales con el imperio y una subordinación absoluta e incondicional al denominado “Consenso de Washington”, privatizando todos nuestros recursos nacionales estratégicos y colocando al Estado al servicio de esos intereses, abandonando su histórico rol articulador entre el mercado y la comunidad.

El neoliberalismo modelo una democracia a la talla de su ambición hegemónica y antidemocrática, provocando como consecuencia una clara violación a los derechos humanos de los Argentinos. Comenzando con los crímenes de lesa humanidad, hasta la generación de un clima generalizado de “Inseguridad y Miedo”, vale aclarar al lector desprevenido, inseguridad de nuestra soberanía alimentaría, inseguridad educativa, inseguridad de permanencia y estabilidad de nuestro empleo, inseguridad de acceso a una vivienda digna, y los grandes miedos, miedo a la participación política, miedo a pensar diferente al “pensamiento único”, miedo al debate y discusión de ideas y propuestas, en síntesis, miedo a ser nosotros mismos. El año 2001, se constituye en el comienzo del fin de esa ambición hegemónica política y cultural, y el despertar de un nuevo proyecto país, dormido, o más bien anestesiado, durante muchos años, que comienza a articularse y encontrar su forma política a partir del año 2003.Un proyecto de país, nacional y popular, que hoy se encuentra consolidando su esencia, su identidad, sus valores; buscando en sus propias raíces históricas el nuevo paradigma que lo contenga y defina, y modelando, a su vez, la democracia que el proyecto demanda para su organización política y social.

Desde ese lugar, es que cuando pensamos en la consolidación del proyecto nacional del siglo XXI, pensamos en la democracia, como la única forma de organización política y social capaz de lograr esa utopía. Pero no queremos la democracia Neoliberal de finales del siglo XX, sino una nueva democracia, con identidad nacional, participativa, popular, inclusiva, redistributiva, con memoria, verdad y justicia, respetuosa de la instituciones, integrada a las democracias latinoamericanas; queremos, una democracia plena y legal, pero fundamentalmente legítima.

Consideramos que ese modelo democrático, para su consolidación, futuro y perdurabilidad se debe obligatoriamente sostener en dos pilares básicos que han sido considerados política de Estado desde el año 2003; primero la presencia de un Estado Social, presente, activo y promotor, y lo segundo una comunidad fuertemente organizada y articulada en relación a una cultura de los Derechos Humanos.

El Estado Social

La construcción y consolidación de un estado presente, activo, promotor, articulador, en territorio, que oriente sus objetivos entorno a los intereses nacionales y populares, es uno de los pilares fundamentales a la hora de pensar en este nuevo modelo democrático. Un estado por sobre los intereses sectoriales, pensando en lo intereses colectivos, desarrollando una política publica que tienda a generar las condiciones necesarias para reconstruir el aparato productivo, en términos de densidad y diversificación, arbitrando entre los intereses del mercado y la comunidad; es decir, un estado que intervenga fuertemente en la economía, para evitar viejos fundamentalismos que nos provocaron grandes sufrimientos a todos los Argentinos , y que actualmente vemos colapsaron a escala global.

Si somos capaces los Argentino de levantar aun mas la mirada, vemos que hoy existen en la Argentina condiciones para no solo pensar sino para construir consensos e implementar una política económica que se articule desde y con la política social, y no esta ultima subsidiaria de la primera. La integralidad de la política pública es uno de nuestros mayores desafíos que tenemos como argentinos. Es hora de ajusticiar al darwinismo social, y comenzar a articular un discurso y una acción en relación a una economía social, si bien en el marco de una Economía Capitalista, que comprenda cabalmente que “...La solidaridad y la cooperación, van mas allá de un discurso ético y políticamente correcto, y que permite desplegar las buenas condiciones del ser humano, sino, que son constructores estratégicos, para aumentar la productividad y generar nuevas fronteras de desarrollo, demostrando ser una forma eficiente de organización económica, evitando el conflicto y la competencia salvaje…”, como lo expreso el Dr. Aldo Ferrer, en el “V Congreso Federal de Economía Social”, en la Falda, Córdoba. Humanizar el capital, y colocarlo en relación al bienestar de nuestro pueblo, y no este al servicio del primero, es una de las grandes metas y desafíos de esta democracia del siglo XXI; existen recuerdos en nuestra memoria colectiva histórica que esto es posible.

El Estado Argentino asumió distintas orientaciones políticas a lo largo de nuestra historia reciente; Estado Liberal, Estado de Bienestar, Estado Terrorista, Estado Neoliberal y hoy transitamos el camino de la constitución de un nuevo Estado Social. Metamorfosis de formas de Estados, que en algunos casos, los poderes políticos y porque no económicos, violaron su esencia, su verdadera identidad y razón ser, que es estar al servicio de su Nación, por ende de su pueblo. El siglo XXI encuentra a un Estado, con una identidad de la que no duda, donde el mundo luego de las penosas experiencias recientes, reconoce en él, al ámbito institucional, legitimo, capaz de arbitrar los medios para la superación de crisis, en este caso financiera, pero porque no económica, social y hasta política, que en definitiva jaquean al sistema democrático; por eso sostenemos que la democracia del siglo XXI debe obligatoriamente apoyarse sobre un pilar fundamental, que es el Estado, un Estado esencialmente Social.

Esta concepción de Estado, se vio claramente desvirtuada en el debate en relación a la Resolución del Ministerio de Economía Nº 125, mal denominada “Conflicto con el campo”, donde se cristalizo una serie tensiones a la vez que dejo en claro los modelos de país en pugna, y la reacción de algunos sectores minoritarios, pero no menos poderosos de nuestra economía, en alianza con los multimedios de comunicación, los cuales cuestionaron crudamente, ese rol del estado que describíamos en los párrafos anteriores. Podemos sintetizar ese triste episodio diciendo que la democracia argentina a través de uno de los poderes del estado, en este caso el legislativo, “dijo no”, a una política claramente redistributiva de ingresos y de profunda justicia social. Pero esta conclusión, estaría viciada de una mirada reduccionista, entorno a la dinámica y desenlace de la tensión. Si ampliamos nuestra mirada, vemos que nuevamente, la democracia fue “jaqueada y traicionada”; en primer término, desde el propio sector económico (aliado con los grandes multimedios de comunicación), a partir de actitudes golpistas, discursos destituyentes, y acciones anticonstitucionales hacia el gobierno constitucional y la sociedad, y “traicionada” finalmente desde el propio poder político, en la figura del vicepresidente de la Nación, en una de las deslealtades y traiciones al voto popular confiado por nuestro pueblo, mas significativas en nuestra historia política.

Este fue, y esperemos que sea, el último golpe que recibió nuestra democracia del siglo XXI y sus instituciones, el último golpe que recibió la concepción del Estado Social y el ultimo golpe que recibió nuestra sociedad; es responsabilidad de todos los Argentinos alzar las voces colectivas y decir “Nunca Mas” a los golpes y traiciones a nuestra democracia.

Comunidad Organizada y Derechos Humanos

Siguiendo con el segundo de los pilares fundamentales de la democracia del siglo XXI, enunciamos a una comunidad organizada en relación a una cultura de los derechos humanos:

La historia nos enseño, que cuando la comunidad se entrelaza y organiza entorno a valores como el justicia, el respeto mutuo, la verdad, la tolerancia, la igualdad, asume su plena conciencia social y como colectivo conquista sus máximas aspiraciones. Hablar de derechos humanos, es hablar del respeto incondicional a la condición humana, a los derechos básicos y elementales de todo ser humano, como es el derecho a la vida, a la libertad, hablamos también de los derechos civiles, políticos, sociales; derechos que no son patrimonio de derechas ni de izquierdas, sino que son patrimonio de todo ser humano que habite en este suelo. Pero esos derechos para que no sean vulnerados, como los fueron sistemáticamente en la Argentina, deben formar parte de nuestra cultura, de nuestros principios y nuestro valores, que sea constituyan en parte de la sociedad, que vivan en nosotros, mas allá del gobierno de turno.

La democracia del siglo XXI, implica respeto irrestricto e incondicional a los derechos humanos. Las palabras, memoria, verdad y justicia, legado y herencia de nuestras Madres y Abuelas, atraviesan hoy nuestro cuerpo social, y nos marcan el camino, de cómo y por donde nos constituimos como pueblo, como nación, como país.

Desafíos

Hoy a un año del Bicentenario de nuestra Nación, vemos a los grandes multimedios de la comunicación, como los conspiradores de nuestra naciente democracia, que pretende dejar atrás la experiencia neoliberal, para constituirse en nacional y popular, y estos, “Fierros mediáticos”, como los calificara nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, impiden, amparados en una ley de radiodifusión de la ultima dictadura militar, que el Proyecto Nacional se construya y consolide. El poder económico concentrado, oligárquico-liberal en la Argentina, no encontró representación política, y la asume anti-democráticamente a través de estos grandes multimedios de la comunicación, fenómeno que excede las fronteras nacionales y también se visualiza en los países hermanos de Latinoamérica.

El Bicentenario nos encuentra construyendo esta nueva democracia, sobre la cual creemos nuestro país y nuestros hermanos latinoamericanos, encontraremos y realizaremos los sueños de los que hoy no están, y pensaron en una Patria Grande, integrada y articulada en relación a nuestros intereses nacionales, pero mirándonos como un gran bloque, decidiendo como nos insertamos al mundo.

Los proyectos políticos de transformación en Latinoamérica, nacionales y populares, deben ser democráticos, nuestro país, esta en ese camino. Las deudas históricas que carga esta democracia Argentina del siglo XXI son de gran densidad; entre otras, pobreza estructural, elevada concentración de las riquezas e ingresos, derecha económica sin representación política clara, identidades desaparecidas, genocidas aun sin juzgar, matrices de pensamiento autoritarios, etc.

Pero la densidad de las deudas históricas se diluye ante la densidad del legado histórico político que recibimos como generación; batallas, luchas, resistencias, movimientos populares, sangre de Argentinos derramada por sus ideales, dimensionan la fuerza que asumirá la construcción de esta democracia del siglo XXI, profundamente popular, participativa, inclusiva, integradora, redistributiva, Latinoamericana, anclada en la memoria, que camine sobre la verdad y la justicia, y se sostenga sobre los pilares fundamentales que consideramos estratégicos, un Estado Social y una comunidad organizada en una cultura de los derechos humanos.

Andrés La Blunda
Enero de 2009